Cuando Daniel, un joven abogado, descubrió que heredaría una fortuna cuando su padre enfermo muriese, decidió que precisaba una mujer para hacer de ella su gran compañera y como era obvio, debería ser una abogada como él.
Con ese propósito se fue al mejor bar de la ciudad donde se juntaba el foro local de colegas.
Se fijó en una abogada, la más bonita que jamás había visto; su belleza natural era la admiración de todos los parroquianos.
Se arrimó a ella y le dijo:
-Yo le puedo parecer un abogado común, pero en pocos meses mi padre va a morir y heredaré 10 millones de euros.
Impresionada, aquella noche la mujer fue a la casa con Daniel, y tres días después ....
.. se transformó en su madrastra.
Moraleja:
Los abogados pueden ser muy hábiles, pero LAS ABOGADAS, además, son mujeres.
(Depositado por Paco desde Madrid)
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