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LA 'DIFERENCIA' ENTRE YERNO Y NUERA


 Dos señoras se encontraron después de un buen tiempo sin verse y una le pregunta a la otra:
 - ¿Y cómo están tus hijos, Margarita y Francisco?
 - Ay querida, Margarita se casó muy bien. Tiene un esposo maravilloso: él se levanta de madrugada para cambiar los pañales de mi nieto, prepara el café en la mañana, lava los platos y ayuda en la cocina. Le tiene una mucama que le limpia la casa, le compra, auto nuevo cada año, la lleva de viaje dos veces al año. Después de todo es muy bueno en su trabajo. Un amor de yerno, gracias a Dios.
 - ¡Que bien, querida amiga! Y tu hijo Francisco, ¿también se casó?
 - También se casó, pero tuvo mala suerte. Su matrimonio anda muy mal... Imagínate que él tiene que levantarse de madrugada para cambiar los pañales de mi nieto, hacer el café en la mañana, lavar los platos y tiene que ayudar en la cocina! Y después de todo esto sale a trabajar para conseguir el sustento, pagarle una mucama que le limpie la casa, lo fuerza para que salgan de viaje dos veces al año, y lo peor!! quiere auto nuevo cada año..... ¡¡Pobre hijo mío, le tocó una porquería de mujer!!

(Enviado por Paco)

PROBLEMA DE OÍDO

Siempre te preguntan cuando llegas a la consulta del médico la razón de tu visita, y tienes que contestar delante de otros, y a veces, es muy desagradable.

No hay nada peor que una recepcionista que te pide que le digas qué te pasa en una sala de espera con otros pacientes desconocidos.

Una vez entré a una consulta estando la sala de espera con gente, me acerqué a la recepcionista - muy poco simpática - :
- ¡¡¡ Buenos días, señorita !!!
La Recepcionista me dijo:
- Buenos días, señor, ¿por qué quiere ver al Doctor?
- Tengo un problema con mi pene, --- contesté.
Como algunos se rieron, La Recepcionista se irritó y me dijo:
- Usted no debería decir cosas como esas delante de la gente.
- ¿Por qué no? Usted me preguntó qué me pasaba y yo se lo he dicho.
La Recepcionista - sonrojada - me dijo:
- Podría haber sido más disimulado y decir por ejemplo que tenía irritado el oído, y discutir el problema con el Doctor más tarde en privado.
Y yo le contesté:
- Y Ud. no debería hacer preguntas delante de extraños, si la respuesta puede molestar.
Entonces, sonreí, salí y volví a entrar:
- ¡¡¡ Buenos días, señorita !!!
 La Recepcionista se sonrió socarronamente y me preguntó:
- ¿¿ Sí ??
- Tengo problemas con mi oído.
La Recepcionista asintió y se sonrió, viendo que había seguido su consejo… pero no pudo con su genio... y la estúpida volvió a preguntarme:
- Y… ¿qué le sucede a su oído, señor?
- Que me arde al mear.
Las risas en la sala de espera fueron de antología…